Cuando gobierno y oposición, parlamento y dirigentes en general, miran de un lado a otro en desesperada búsqueda de soluciones para los problemas de la comunidad, no reparan en el seguro y sus nuevas funciones. El hecho quedó de manifiesto luego del huracán del 23 de agosto. Vidas y millones de pesos perdidos. Como siempre ha ocurrido en la historia de la plaza de seguros de Uruguay, las aseguradoras, los corredores, los liquidadores, todos actuaron con gran eficiencia y los perjudicados ya están cobrando o lo harán a la brevedad.
Sin embargo, cuando jerarcas de la Intendencia de Montevideo fueron preguntados en la Junta Departamental por la existencia de seguros que cubrieran perjuicios provocados por bienes municipales, no supieron qué responder. El seguro, en este escenario, parece que no existiera. Hay otros escenarios en que el beneficio del seguro aún está invisible, o directamente ignorado por los tomadores de decisiones. Se ha abierto un trascendental debate sobre la salud en nuestro país. Otras comunidades han solucionado sus sistemas de cobertura sanitaria en base al seguro. Aquí ni se habla del tema. Solo se menciona la palabra «sistema», como si alguna presunta magia fuera a emerger desde ella para cuidar a sanos y curar a enfermos. Sistema es el que creó la nueva ley previsional en 1995, y vaya rol que en el mismo cumple el seguro.
El debate que se está desarrollando en la salud debería reparar en esas experiencias extranjeras que aludimos, pero también en otras fórmulas que hoy, sin la visibilidad necesaria tal vez por su condición criolla, están prosperando en nuestro país. Y sea dicho sin vueltas, salvan vidas. Sobre el tema ha escrito en PÓLIZA (ver N° 48) la especialista María Jesús Ferrari.
Otro escenario emergente en Uruguay es el de la responsabilidad civil. Desde directivos y ejecutivos del área empresarial, hasta profesionales, jerarcas y tomadores de decisiones en el sector público, todos empiezan a ser enfocados en sus eventuales responsabilidades de gestión a través de leyes, normas de administración y hasta por la propia Constitución. PÓLIZA incluye en este número una excelente presentación del seguro de D&O (Directors and Officers), a cargo del experto español radicado en Londres, José Astorqui.
La mención a otras funciones del seguro podría continuar. Por hoy nos detenemos en las expuestas que buena cosa será atenderlas, analizarlas y proceder en consecuencia. Ante el silencio incomprensible para las funciones del seguro, PÓLIZA lanza el primer grito. ¡Que se contagie y cunda! Muchas vidas y patrimonios lo necesitarán.
DIEGO MARTÍNEZ / DIRECTOR